¿Qué es una Herencia Yacente?

Una herencia se considera “yacente” cuando, tras el fallecimiento de una persona, el patrimonio del difunto no se ha distribuido entre los herederos. Este periodo puede durar hasta que los herederos decidan aceptar o rechazar la herencia, lo que puede generar incertidumbre y potenciales conflictos. Durante este tiempo, la herencia no se considera completamente transferida, y es común que se necesite asistencia legal para evitar problemas.
Una herencia puede ser yacente tanto en casos de sucesión testada (cuando el difunto dejó testamento) como en sucesión intestada (cuando no dejó testamento). Es crucial contar con un abogado especializado para gestionar los procesos legales y garantizar que los derechos de los herederos sean protegidos.
El Proceso Legal: Aceptación o Renuncia de la Herencia
Cuando se enfrenta a una herencia yacente, los herederos tienen dos opciones principales: aceptar o renunciar a la herencia. Cada una de estas decisiones conlleva implicaciones legales importantes.
- Aceptar la Herencia
Al aceptar una herencia, los herederos asumen la propiedad de los bienes, derechos y también las obligaciones (deudas) del difunto. Si existen deudas pendientes, los herederos pueden optar por aceptar la herencia “a beneficio de inventario”, lo que les limita a responder por las deudas solo hasta el valor de los bienes heredados. Es fundamental contar con asesoría legal para asegurar que el proceso de aceptación se realice correctamente, garantizando que los derechos de los herederos sean protegidos.
- Renunciar a la Herencia
En algunos casos, los herederos pueden optar por renunciar a la herencia, lo cual implica perder todos los bienes, derechos y obligaciones asociados a la misma. Esta opción, aunque no es muy común, está contemplada por la ley y debe ser tomada con cuidado, ya que una vez renunciada la herencia, no se puede recuperar.